miércoles, 23 de febrero de 2011

MANEJO LA GASTRITIS


“Al administrar medicamentos homeopáticos es posible curar de manera rápida y eficaz el padecimiento, más aún si recordamos que la Homeopatía toma en cuenta la constitución del paciente, hábitos, alteraciones nerviosas y ambiente. Entre las formulaciones más comunes se utilizan Arsenicum album, Ipeca, Antimonium crudum, Bryonia, Condurango y Nux vomica

Además, resalta que la elección del medicamento no se hará solamente sobre el diagnóstico de gastritis, sino también considerando sintomatología molesta, como dolor abdominal, calambres, inflamación y ardor, así como las modalidades de agravación o mejoría.

“Puede seleccionarse uno o varios medicamentos homeopáticos, lo cual dependerá del cuadro que presente el paciente. No es viable dar el mismo tratamiento a todas las personas, ya que cada organismo es único. Además, es importante complementar el manejo con dieta baja en grasas y sin irritantes”, acota el especialista.


En cuanto a la mejoría, conviene resaltar que se obtiene en forma rápida, “pero sólo después del control por endoscopia (obtención de imágenes del interior del cuerpo usando una sonda flexible que tiene una pequeña cámara en su extremo) se podrá considerar oportuno o no la continuación o interrupción del tratamiento”, recomienda el Dr. Muñoz Hernández.

GASTRITIS UN MAL MODERNO

La gastritis es la inflamación de la mucosa interior del estómago, la cual puede producir sangrado, úlceras y erosión de las paredes internas. La Homeopatía es de gran utilidad en este problema tan común en nuestros días, cuyo origen radica en malos hábitos.


Desde el punto de vista de la Homeopatía, el paciente funciona como un todo individual, tanto en salud como en enfermedad. Cuando todas la funciones orgánicas y emocionales están en equilibrio no existe padecimiento, pero si esta armonía se pierde las áreas débiles se manifestarán, expresándose mediante síntomas, no sólo locales, sino también de índole general y emocional, por más sutiles que sean.
Aunque no seamos conscientes del funcionamiento de nuestros órganos influimos de manera involuntaria sobre ellos, por lo que si estamos pasando por alteraciones emocionales de algún tipo (irascibilidad, estrés, preocupaciones), es muy probable que impactemos negativamente en su funcionamiento.
Lo anterior puede dar lugar a diversos padecimientos, como gastritis, que genera una serie de alteraciones de tipo inflamatorio-digestivo en la mucosa del estómago.


“Las manifestaciones de dicho trastorno dependen de su causa, pero con frecuencia ocasionan falta de apetito, inflamación abdominal, sensación de saciedad, náuseas y reflujo gastroesofágico. Cuando la gastritis es secundaria a infecciones agudas o toxinas bacterianas, puede haber malestar, diarrea, cólicos, fiebre, escalofrío y dolor de cabeza (cefalea) acompañado de deshidratación”,

CIRUGIA


Sólo en raras ocasiones es necesaria la cirugía para las úlceras, si se tiene en cuenta que el tratamiento médico es muy eficaz. La cirugía se reserva principalmente para tratar las complicaciones de una úlcera péptica, como una perforación, una obstrucción que no responde al tratamiento farmacológico o que recurre, ante dos o más episodios importantes de hemorragia; o cuando existe la sospecha de que la úlcera sea cancerosa, y ante recidivas frecuentes y graves de una úlcera péptica. 


Existen diversas técnicas quirúrgicas para el tratamiento de estos problemas. Sin embargo, las úlceras pueden recurrir tras la cirugía y cada procedimiento quirúrgico por sí mismo puede causar problemas como pérdida de peso, digestión lenta y anemia. 

FARMACOS


Las úlceras se tratan generalmente durante 6 sema-nas, como mínimo, con fármacos que reducen el medio ácido del estómago y del duodeno. Cualquiera de los fármacos antiulcerosos puede neutralizar o reducir el ácido del estómago y aliviar los síntomas, generalmente en pocos días. Habitualmente, si éstos no se alivian por completo o si reaparecen cuando se suprime el fármaco, se realizan otras pruebas complementarias.

El sucralfato puede actuar formando una capa protectora en la base de la úlcera para favorecer la curación. Funciona bien en úlceras pépticas y es una alternativa razonable a los antiácidos. El sucralfato se toma tres o cuatro veces al día y no se absorbe en el flujo sanguíneo, y por ello tiene pocos efectos colaterales. Sin embargo, puede provocar estreñimiento.

Los antagonistas H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina y nizatidina) favorecen la curación de las úlceras reduciendo el ácido y las enzimas digestivas en el estómago y el duodeno. Estos fármacos son altamente eficaces y se toman sólo una o dos veces al día. En general, presentan pocos efectos secundarios importantes y varios de ellos se pueden adquirir sin prescripción médica. Sin embargo, la cimetidina puede producir un aumento del tamaño de las mamas en los varones que desaparece al suspender la medicación. Con menos frecuencia, la cimetidina puede causar impotencia en varones que ingieren altas dosis durante períodos prolongados. En menos del uno por ciento de las personas tratadas con cimetidina se han comunicado cambios en el estado mental (sobre todo en las personas de edad avanzada), diarrea, erupción cutánea, fiebre y dolores musculares. Si una persona que toma cimetidina sufre cualquiera de estos efectos secundarios, se puede solucionar el problema cambiando a otro antagonista H2. Dado que la cimetidina puede interferir con la eliminación de ciertos fármacos del organismo (como la teofilina para el asma, la warfarina para la coagulación y la fenitoína para la epilepsia), estas personas deben informar a sus médicos de que están tomando cimetidina.

El omeprazol y el lansoprazol son fármacos muy potentes que inhiben la producción de todas las enzimas necesarias para la producción ácida del estómago. Estos medicamentos pueden inhibir por completo la secreción ácida y tienen efectos de acción prolongada. Favorecen la curación de un gran porcentaje de personas en un período de tiempo más corto que los antagonistas H2. Son particularmente útiles en el tratamiento de la esofagitis, con o sin úlceras esofágicas, y en personas con otros trastornos que afecten la secreción ácida del estómago, como el síndrome de Zollinger-Ellison.

Los antibióticos se están utilizando cada vez más en los casos en que la bacteria Helicobacter pylori es la principal causa subyacente de las úlceras. El tratamiento consiste en uno o más antibióticos y un fármaco para reducir o neutralizar la acidez gástrica. Los utilizados con mayor frecuencia son las combinaciones de subsalicilato de bismuto (un fármaco similar al sucralfato), tetraciclinas y metronidazol. El omeprazol administrado con un antibiótico es también una combinación eficaz. Este tratamiento puede aliviar los síntomas ulcerosos incluso si las úlceras han resistido tratamientos anteriores o si éstas causan recidivas repetidas.

El misoprostol puede ser administrado para prevenir las úlceras gástricas causadas por fármacos antiinflamatorios no esteroideos. No existe acuerdo entre los médicos con relación a las circunstancias específicas en que el misoprostol debe utilizarse. Sin embargo, la mayoría está de acuerdo en que resulta beneficioso en algunas personas con artritis que están tomando dosis elevadas de fármacos antiinflamatorios no esteroideos. No obstante, el misoprostol no se usa en todos estos pacientes porque produce diarrea en cerca del 30 por ciento de ellos y porque tan sólo desarrollan úlcera péptica del 10 al 15 por ciento de las personas que toman fármacos antiinflamatorios no esteroideos para el tratamiento de la artritis. 


ANTIACIDOS



Los antiácidos alivian los síntomas, promueven la curación y disminuyen el número de recidivas de las úlceras. La mayoría de los antiácidos puede adquirirse sin receta médica.

La capacidad de los antiácidos para neutralizar el ácido del estómago varía según la cantidad que se haya tomado, según la persona y el momento en que se hayan tomado. La persona elige el tipo de antiácido en función de su sabor, su efecto sobre las deposiciones, su costo y su eficacia. Estos medicamentos están disponibles en forma de comprimidos o líquidos. Los primeros pueden ser más cómodos, pero no son tan eficaces como la presentación liquida.

Los antiácidos absorbibles neutralizan rápida y completamente el ácido del estómago. El bicarbonato de sodio y el carbonato de calcio, los antiácidos más potentes, pueden tomarse de vez en cuando para conseguir un alivio a corto plazo. Dado que son absorbidos por el flujo sanguíneo, su uso continuado puede alterar el equilibrio acidobásico de la sangre, produciendo alcalosis (el síndrome de leche-alcalinos). Por lo tanto, debe limitarse a pocos días el uso de estos antiácidos en cantidades importantes. Los síntomas de la alcalosis consisten en náuseas, dolor de cabeza y debilidad, aunque estos mismos síntomas pueden ser también causados por otros trastornos.

Los antiácidos no absorbibles suelen aconsejarse con preferencia porque tienen menos efectos colaterales; en particular, es improbable que causen alcalosis. Estos antiácidos se combinan con el ácido del estómago para formar compuestos que permanecen en él, reduciendo la actividad de los jugos digestivos y aliviando los síntomas ulcerosos sin causar alcalosis. Sin embargo, estos antiácidos pueden interferir con la absorción de otros fármacos (como las tetraciclinas, la digoxina y el hierro).

El hidróxido de aluminio es un antiácido de uso frecuente y relativamente seguro. Sin embargo, el aluminio se puede unir con el fosfato en el tracto gastrointestinal, reduciendo los valores de fosfato en sangre y provocando pérdida de apetito y debilidad. El riesgo de estos efectos secundarios es mayor en alcohólicos y en personas con una enfermedad renal, incluyendo las personas en tratamiento de hemodiálisis. El hidróxido de aluminio también puede causar estreñimiento.

El hidróxido de magnesio es más eficaz que el hidróxido de aluminio. El ritmo de las deposiciones generalmente no se verá afectado si se toman sólo 4 dosis de 1 o 2 cucharadas soperas al día; más de 4 dosis pueden causar diarrea. Teniendo en cuenta que pequeñas cantidades de magnesio se absorben y pasan a la sangre, este fármaco debe ser tomado en pequeñas dosis por las personas con alguna lesión renal. Muchos antiácidos contienen hidróxido de magnesio e hidróxido de aluminio a la vez.



DETECTAR A TIEMPO UNA GASTRITIS



 El especialista considera que dentro del grupo de más riesgo de sufrir estas enfermedades están las personas que padecen diabetes mellitus, hipertensión arterial, trastorno de lípidos sanguíneos y aquellas que tengan algún grado de deterioro hepático. Por lo tanto, es fundamental estar atento a los síntomas que se puedan generar y ante cualquier molestia mayor, llevar inmediatamente a un centro asistencial.

·  Síntomas de una gastritis: La gastritis, que es una inflamación del revestimiento del estómago, puede presentar síntomas como malestar o dolor en el estómago, eructos, hemorragia abdominal, nauseas, vómitos, sensación de ardor en el estómago, sangre en el vómito o en las heces.

·  Síntomas de gastroenteritis aguda: La gastroenteritis es una inflamación del estómago producida por una bacteria presente en los alimentos y tiene síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, pérdida del apetito, cólicos abdominales y heces con sangre.

·  Intoxicación por alimentos: La intoxicación es el resultado del consumo de organismos o toxinas en alimentos contaminados y la mayoría de los casos son el resultado de bacterias comunes como estafilococo o E Coli. Sus síntomas son náuseas, vómitos, fiebre, debilidad, cólicos, diarrea y dolor de cabeza.

·Intoxicación alcohólica: Se produce por un consumo excesivo de alcohol. Sus síntomas, en los casos más severos y que requieren atención médica, son la descoordinación muscular, temblor, estupor, apatía, incapacidad de levantarse, vómitos, incontinencia de esfínteres, adormecimiento, disminución de la agudeza visual, posible disminución del nivel de azúcar en sangre y de la temperatura corporal. En casos más graves, la pérdida de la conciencia es un hecho.


COMPLICACIONES GASTRICAS

Las complicaciones potenciales son la pérdida de sangre y un aumento del riesgo de cáncer gástrico, y dolores de cabeza, por la imposibilidad de ingerir alimentos.

Situaciones que requieren asistencia médica


Se debe buscar asistencia médica si los síntomas de gastritis no mejoran con el tratamiento o si se presenta vómito con sangre o deposición sanguinolenta.