miércoles, 23 de febrero de 2011

ANTIACIDOS



Los antiácidos alivian los síntomas, promueven la curación y disminuyen el número de recidivas de las úlceras. La mayoría de los antiácidos puede adquirirse sin receta médica.

La capacidad de los antiácidos para neutralizar el ácido del estómago varía según la cantidad que se haya tomado, según la persona y el momento en que se hayan tomado. La persona elige el tipo de antiácido en función de su sabor, su efecto sobre las deposiciones, su costo y su eficacia. Estos medicamentos están disponibles en forma de comprimidos o líquidos. Los primeros pueden ser más cómodos, pero no son tan eficaces como la presentación liquida.

Los antiácidos absorbibles neutralizan rápida y completamente el ácido del estómago. El bicarbonato de sodio y el carbonato de calcio, los antiácidos más potentes, pueden tomarse de vez en cuando para conseguir un alivio a corto plazo. Dado que son absorbidos por el flujo sanguíneo, su uso continuado puede alterar el equilibrio acidobásico de la sangre, produciendo alcalosis (el síndrome de leche-alcalinos). Por lo tanto, debe limitarse a pocos días el uso de estos antiácidos en cantidades importantes. Los síntomas de la alcalosis consisten en náuseas, dolor de cabeza y debilidad, aunque estos mismos síntomas pueden ser también causados por otros trastornos.

Los antiácidos no absorbibles suelen aconsejarse con preferencia porque tienen menos efectos colaterales; en particular, es improbable que causen alcalosis. Estos antiácidos se combinan con el ácido del estómago para formar compuestos que permanecen en él, reduciendo la actividad de los jugos digestivos y aliviando los síntomas ulcerosos sin causar alcalosis. Sin embargo, estos antiácidos pueden interferir con la absorción de otros fármacos (como las tetraciclinas, la digoxina y el hierro).

El hidróxido de aluminio es un antiácido de uso frecuente y relativamente seguro. Sin embargo, el aluminio se puede unir con el fosfato en el tracto gastrointestinal, reduciendo los valores de fosfato en sangre y provocando pérdida de apetito y debilidad. El riesgo de estos efectos secundarios es mayor en alcohólicos y en personas con una enfermedad renal, incluyendo las personas en tratamiento de hemodiálisis. El hidróxido de aluminio también puede causar estreñimiento.

El hidróxido de magnesio es más eficaz que el hidróxido de aluminio. El ritmo de las deposiciones generalmente no se verá afectado si se toman sólo 4 dosis de 1 o 2 cucharadas soperas al día; más de 4 dosis pueden causar diarrea. Teniendo en cuenta que pequeñas cantidades de magnesio se absorben y pasan a la sangre, este fármaco debe ser tomado en pequeñas dosis por las personas con alguna lesión renal. Muchos antiácidos contienen hidróxido de magnesio e hidróxido de aluminio a la vez.



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